Mientras escribo esto, todavía me doy cuenta de cómo me cuesta encontrar las palabras perfectas, aunque nunca existirán. Toda mi vida me he convencido de que solo existe el bien o el mal. Siempre he estado atenta a estos dos extremos, esperando el momento en el que me alcancen. Como resultado, he olvidado quién soy y que es suficiente que YO SOY en absoluto.

No diría que la experiencia en Murcia me mostró quién soy. Pero de una cosa estoy segura: me acercó un poco más a mí misma.

Antes de emprender este viaje, pensé que era suficiente ir allí sola, en un país extranjero, rodeada de gente nueva, de una nueva cultura y forma de vida, para encontrarme o comprenderme a mí misma. Sin duda, estos aspectos hermosos y emocionantes de esta experiencia han contribuido a ello. Pero también me han asustado, especialmente los momentos de desesperación, confusión y soledad.

A través de esta experiencia he podido conectar conmigo misma y he percibido sentimientos y miedos que antes me parecían sin importancia y que ciertamente podría haber aplazado por muchos años más, pero ahora ya no puedo ni quiero hacerlo.

Esta fue una de las experiencias más hermosas, pero también más agotadoras y difíciles para mí. Porque conocí gente que me vio y quiso verme. Y esto me asustó. Me asustó que no haya bien ni mal. Me asustó no saber qué es lo que hay. Pero ahora sé que se trata mucho más de ser yo misma. Y estoy en el camino correcto para llegar allí. No lo sé exactamente, pero creo que pensé que solo podía crecer a través del exterior, a través de la aventura al extranjero. Pero fue a través del exterior que pude sentir mi interior. Gracias Murcia y toda la gente maravillosa que conocí allí <3